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Paraguay. Rostros de mujeres en tiempos de pandemia

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Marisa Román, lideresa de la comunidad El Bañado Sur y encargada del comedor «Pa’i Pepe Valpuesta S.J». Cada día preparan comida para más de 300 personas que viven alrededor del basural de Asunción, la capital del país, y para unos 100 «encamados», personas ancianas con dificultad para moverse

Hablar del tema “mujer” en tiempos de pandemia lleva generalmente a considerar aquello que toma relieve en los titulares de los periódicos: las violencias, embarazos en menores de edad, trabajo en casa. Pocas veces se muestran las luchas cotidianas de los colectivos de mujeres por cuidar la vida de otros y otras. Testimonio de Myriam Benegas, de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) del Paraguay.

Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha generado en las sociedades respuestas diversas, que van desde el aislamiento promovido por el miedo hasta las acciones solidarias, que sin ignorar el peligro y la necesidad de cuidarse, se sobreponen y de ellas emerge la entrega y el sacrificio para cuidar también, la vida de los demás. La experiencia en Los Bañados, nos habla de mujeres que, de manera organizada, cuidan de sus familias y de las familias que pasan hambre y necesidad, por no poder trabajar en estos tiempos de cuarentena.

Las mujeres en los titulares delos medios de comunicación

Para Myriam Benegas, hablar del tema MUJER en tiempos de pandemia lleva generalmente a considerar aquello que toma relieve en los titulares de los periódicos, a esa pandemia en la sombra que rodea siempre a las mujeres: el aumento de feminicidios, la violencia intrafamiliar, las mujeres como las trabajadoras más afectadas durante el coronavirus, el aumento de embarazos en niñas, etc.

Luego añade que a estas noticias se suman otras, aunque sin muchos titulares: “el liderazgo de siete mujeres en Europa y Taiwán, que obtuvieron logros muy positivos en la gestión de la pandemia en sus respectivos países por su firmeza y empatía, por sus capacidades de previsión, prudencia y adelantamiento a situaciones”.

Los Bañados de Asunción

Los Bañados son los barrios ubicados en zonas cercanas al río Paraguay y en las afueras de la ciudad de Asunción, capital del país, que se inundan cada vez que hay una crecida del río debido a las lluvias, algo que por lo general sucede dos veces al año.  En este sector de la ciudad viven más de treinta mil familias. Muchas de ellas trabajan en la actividad del reciclaje.

Benegas, al referirse al papel que juegan las mujeres en Los Bañados, afirma que, en medio de tantas dificultades económicas y sociales, “la relevancia del liderazgo de muchas mujeres se muestra en la gestión y puesta en marcha de las más de noventa “ollas populares”, que luego de 65 días de confinamiento, siguen dando de comer a miles de personas de escasos recursos”.

Los rostros solidarios de las mujeres

Myriam Benegas subraya que: “Hablar de mujeres en tiempos de pandemia, en Paraguay, es hablar de muchos rostros invisibles y solidarios, de corazones, manos y cuerpos enteros de mujeres, que, desde la experiencia de maternidad no sólo biológica, sino ampliada, conocen lo que se siente al tener hambre, estar sin trabajo y vivir en un tiempo totalmente incierto, tanto como lo bueno que puede resultar de la empatía y la solidaridad.

Estos 65 días de pandemia en Asunción, han sido muestra de la capacidad de las mujeres paraguayas de hacer frente a la pandemia de la indiferencia y la inercia, para hacer aquello que saben hacer: cocinar, preparar un rico plato, gestionar los recursos, hacer lista de víveres necesarios e ir repartiéndolos según la necesidad de cada familia.

Las ollas populares y las mujeres son “las perlas finas” de las que se habla en el Evangelio cuando se menciona al Reino de Dios en medio nuestro. Es justo el Reino de Dios, pues ellas, al partir y repartir los alimentos, van sirviendo de acuerdo al número de personas de cada casa. “Día tras día continúan partiendo la comida o la merienda, para que a nadie le falte, recibiendo cada familia de acuerdo a su necesidad, aquello necesario para comer con sencillez”. (Hch. 2, 45).

Trabajo en red

Myriam pone en evidencia que el trabajo de las mujeres es posible gracias al trabajo comprometido en red, redes organizadas que sirven a aquellos que no tienen recursos económicos: “Estas mujeres, desde que se decretó la cuarentena, con su trabajo en las ollas populares visibilizan el Reino de Dios: nadie ha pasado hambre en más de 65 días. Ochocientos niñas y niños, más de 3000 personas de manera diaria reciben una comida y/o una merienda. Como en la multiplicación de los panes, mucha gente ha compartido víveres de manera generosa y estas mujeres con mucha alegría y entusiasmo, entregan su amor y servicio y se han encargado de partir y repartir lo recibido de manera tal, que una vez más, el milagro de la multiplicación de los panes se ha actualizado. Se siente la presencia de la Divina Providencia que permite una verdadera comunión”.  

Mujeres que muestran el amor de Jesús

Benegas, describe los rasgos constitutivos de las mujeres de Los Bañados: Mujeres de todas las edades, laicas, religiosas, viudas, madres, jóvenes, adultas. Mujeres de toda laya, haciendo ese trabajo invisible no remunerado en dinero, pero un trabajo que engendra reino nuevo, una nueva manera de enfocar la vida.

Mujeres que encuentran en su trabajo en las ollas populares, fortaleza y generosidad, que renuevan el amor hacia sus hijos, alimentando otros hijos, Y al hacerlo, renuevan el cuidado, la ternura, el sentido de familia humana.

Mujeres que se hacen testigos de la Buena Noticia de Jesús, que llega de manera especial a los más pobres, a niños, jóvenes adictos, a los más necesitados, a los enfermos encamados, a los ancianos y discapacitados. Y en ese trabajo que es “pequeña levadura en la masa de pan”, expanden la realidad de ese Reino de Dios que ya está en medio nuestro, con un Jesús vivo que acompaña a sus preferidos. Expresan siempre, sus sentimientos de fortaleza y amor en el servicio, y sentimientos de adaptación a todo lo que la pandemia ha significado en cuanto a cambios de hábitos y de bioseguridad, en cuanto a enseñar, trabajar la conciencia social repitiendo una y otra vez que la fortaleza que sienten les brota de la certeza del amor del Padre-madre Dios a todos sus hijos, especialmente a sus preferidos, los más pobres.

“Quédate en casa” no significa renunciar a mi humanidad

Estas mujeres, afirma Benegas, son realmente emprendedoras, saben lo que es dividir y multiplicar, lo que es sumar y restar. Tienen la experiencia de cocinar para 200 y 300 personas cada día, sin hacer distinciones, porque consideran que por la pandemia se puede pedir el “quédate en casa”, pero que eso representa hambre para los recicladores y trabajadores del Bañado. Con “quédate en casa” no se puede evitar que la gente que no trabaja se quede sin comer, que el adicto tenga hambre, que los ancianos sean descuidados. El “quédate en casa” no debe significar dejar de ser humano y cercano al que no come, no trabaja, es adicto y tiene hambre.

Estos son los rostros de mujeres de la pandemia del coronavirus. Los rostros de las mujeres del Bañado Sur, las que, quizás muchas de ellas, no sabiendo de aritmética o de multiplicaciones y divisiones en el papel, si saben de multiplicar el amor y la comida, de sumar solidaridad, de restar el individualismo y el egoísmo y de realizar con su esfuerzo y trabajo cotidiano, la utopía de ese otro mundo que es posible gracias a ellas.

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