Notas
Investigación científica: la cenicienta presupuestaria
Cualquier averiguación que se haga para saber cuánto se destina en el Paraguay a la investigación científica choca con muros impenetrables. No podemos salir de una cifra dura imposible de desagregar por rubros: 0,07% del producto interno bruto.
Foto: Gentileza
Por Cristian Nielsen
“Este proyecto va mucho más allá de lanzar un globo sonda para recoger datos y tomar fotos desde alturas de hasta 29.000 metros. Se inserta profundamente en la educación, no sólo en lo científico o técnico”.
El ingeniero Jorge Kurita se presenta a sí mismo más como docente que como investigador. Ingeniero electromecánico por la Facultad de Ingeniería de la UNA, hizo su maestría y PhD en ingeniería mecánica en la Universidad Tecnológica de Michigan. Actualmente tiene a su cargo la Dirección de Investigación de la Facultad de Ingeniería de la UNA. Fundó el primer laboratorio de energías renovables en la Universidad Nacional de Itapúa, en donde puso en marcha varios proyectos de investigación sobre la producción de biodiésel.
Dos años atrás lideró el Proyecto de Globo Sonda, “el primero en el país a nivel académico para incursionar en el espacio ultraterrestre con el objetivo de demostrar la capacidad y la factibilidad del diseño, fabricación, ensayos, lanzamiento y recuperación de un globo sonda por parte de profesionales y estudiantes nacionales”. Sus resultados se recogieron a fines de enero pasado, cuando el globo y su barquilla instrumental, diseñada y programada técnicamente por docentes y alumnos de la Facultad Politécnica, se elevó a la estratosfera y retornó a Tierra llena de información. En ese momento, Kurita le dijo a sus jóvenes colaboradores: “Recién ahora empieza la aventura”.
CONTRASTAR Y VALIDAR
Kurita enfatiza el hecho de que una mente científica no se debe conformar con datos sobre los que no tiene seguridad sobre su exactitud. Agrega que la mayor parte de los programas de investigación, instrumental y datos han sido diseñados a partir de pruebas hechas en el hemisferio norte, por lo que muchas de sus deducciones no tienen necesariamente vigencia en nuestras latitudes.
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PROCESO
“Investigar parte generalmente del hecho de no confiar en datos preexistentes. Hay que observar, recoger datos propios, contrastar y finalmente validar. Esto rige para cualquier rama de la investigación”, asegura Kurita. “Mis alumnos se alegraron mucho cuando luego de dos años de trabajo, el globo se elevó a la estratosfera. Estaban contentos con el logro. Pero yo les dije que ahora empezaba el verdadero trabajo, o sea, analizar toda la información recogida por el instrumental de a bordo”.
Desarrollar ese espíritu inquieto y en permanente alerta es el alma de la investigación científica. “Es un procedimiento de reflexión, de control y de crítica –señalan los académicos- que funciona a partir de un sistema y que se propone aportar nuevos hechos, datos, relaciones o leyes en cualquier ámbito del conocimiento científico. La información resultante será relevante y fidedigna, pero no podrá decirse que es absolutamente verdadera: la ciencia apunta a descubrir nuevos conocimientos, pero también a reformular los existentes, de acuerdo con los avances en la técnica, la tecnología y el pensamiento”.
¿Cómo se solventa la investigación en el Paraguay? Kurita agrega que institucionalmente hay apoyo, pero el límite empieza con la burocracia y los recortes presupuestarios. Conseguir fondos –concluye- se vuelve tedioso, largo y a menudo estéril.
PARA INVESTIGAR NO HAY DINERO
Cualquier averiguación que se haga para saber cuánto se destina en el Paraguay a la investigación científica choca con muros impenetrables. No podemos salir de una cifra dura imposible de desagregar por rubros: 0,07% del producto interno bruto.
Pero hay otras formas de entrar en detalles y calibrar la importancia que el Poder Ejecutivo y el Legislativo le dan a la investigación en el Paraguay. En 5días solemos aplicar un método sencillo que rara vez falla. Veamos.
Los docentes investigadores de la Facultad Politécnica de la UNA ganan en una escala que comienza con un salario de 1.600.000 guaraníes. Hay 25. De ellos, 19 no superan los 5.900.000. Un mozo de la Cámara de Senadores gana 7.400.000. Claro, hay UN docente investigador de la FP-UNA que llega a los 11.000.000 de guaraníes. Un director –de los 89 que tiene el Senado y que no se sabe qué dirigen- gana más del doble. El presupuesto de los 25 docentes investigadores de la FP-UNA suma unos 1.347 millones de guaraníes al año. El Senado gasta casi tres veces esa suma para mantener un ejército de 191 policías que se llevan al año 3.500 millones de guaraníes. Hay funcionarios, en la Cámara de Diputados, que embolsan en cada ejercicio presupuestario 380 millones de guaraníes en salarios, aguinaldos, bonificaciones, gratificaciones y otras figuras presupuestarias. El plantel de 15 docentes investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas quedaría cubierto con lo que se llevan dos de esos funcionarios de Diputados. Un inútil calientasillas ingresado por cuotas políticas, que no produce nada y que generalmente no asiste a su “trabajo”, es más importante para el Gobierno y los legisladores, presupuestariamente hablando, que todos los programas de investigación científica. Por eso, casi hubo que hacer una “vaquita” para lanzar el globo sonda con el cual jóvenes paraguayos intentan encontrar su camino en el difícil mundo de la investigación científica.
Para qué agregar nada más.
5dias
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