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Menos sal y menos azúcar, más salud cardiovascular

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Las enfermedades cardiovasculares siguen re­presentando la principal causa de muerte en todo el mundo. Entre los principales factores que pro­mueven el desarrollo de este tipo de enferme­dad, además de la carga genética, se destacan los excesos alimentarios, el sobrepeso u obesidad, el estrés, el tabaquismo y el sedentarismo, factores que dependen del estilo de vida y pueden ser modificados.

LICENCIADA CATHERINE M. TURNES

NUTRICIONISTA – RP 1370

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Las enfermedades cardiovasculares siguen re­presentando la principal causa de muerte en todo el mundo. Entre los principales factores que pro­mueven el desarrollo de este tipo de enferme­dad, además de la carga genética, se destacan los excesos alimentarios, el sobrepeso u obesidad, el estrés, el tabaquismo y el sedentarismo, factores que dependen del estilo de vida y pueden ser modificados. Está demostrado que la alimenta­ción y, en particular, el alto consumo de grasas, sal y azúcares simples se asocian fuertemente al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

En la actualidad, los azúcares, particularmente los añadidos o agregados, pasaron a tener un rol importante en la epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles, como la obesidad, dislipidemia, hipertensión arterial, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico, incrementando el ries­go cardiovascular. Existe evidencia sobre el alto consumo de azúcares añadidos, especialmente en bebidas y jugos azucarados, productos de pastelería, snacks y dulces, y su impacto negati­vo en la salud. Esto ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a replantearse las actuales guías que consideran como aconsejable una in­gesta máxima de azúcares simples del 10% de las calorías totales diarias, reduciéndolos a un 5%.

Con respecto a la sal, ésta es considerada un im­portante factor de riesgo para el desarrollo de hi­pertensión arterial. En la mayoría de los países, el consumo de sal, incluida la incorporada en los alimentos procesados, sobrepasa largamente las recomendaciones diarias máximas de 5 gramos, equivalente a 2 gramos de sodio. En Paraguay, la Primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades No Transmisibles, realizada por el Ministerio de Salud Pública, estimó que el consumo de sal por persona es de 13 gramos diarios.

Por último, se mencionan a las grasas, resal­tando que la relación entre ingesta de grasa y riesgo cardiovascular depende más de la ca­lidad de ellas que de su cantidad, es decir del tipo de ácidos grasos predominante ingerido en la dieta. Se recomienda aumentar el consu­mo de ácidos grasos insaturados, prefiriendo las grasas de origen vegetal: aceites vegetales de girasol, maíz, canola, oliva, etc. Por otra parte, limitar la ingesta de grasas saturadas presentes en su mayoría en alimentos de ori­gen animal. 5disas

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