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Aprendiendo el cielo de los ishir, el pueblo de las aguas del Pantanal

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Fotos: René González

Un observatorio astronómico instalado en Bahía Negra brindará conocimientos ancestrales de cómo ven el cielo los antiguos chamacocos, la relación de este con el agua y las danzas rituales completan la escena. La idea de poder ofrecer un servicio turístico diferenciado para gente amante de la naturaleza es comentada aquí por quienes la llevan adelante.

Los días de cielo limpio suelen reflejar la Vía Láctea en las aguas del río Paraguay en la noche de Bahía Negra. La Luna y sus encuentros con Venus y Marte hacen lo propio en estos días en que se apronta la inauguración del observatorio astronómico de la ciudad.

“Ahora estamos trabajando en hacer un guiado turístico de la astronomía ishir a través de los relatos que nos cuentan los ancianos de cómo interpretaban el cielo según esta cultura”, cuenta Saúl Arias, director de la Asociación Eco Pantanal, un grupo social de conservación que trabaja en educación ambiental y el rescate de la cultura de este pueblo originario.

Lo hace en diálogo con La Nación desde la ciudad de 2.500 habitantes ubicada en el departamento de Alto Paraguay, a 360 kilómetros al norte de Asunción: “Es un trabajo conjunto con la Secretaría de Turismo (Senatur) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que financian un observatorio para hacer este trabajo de rescate de la cultura. Lo venimos haciendo con las comunidades en un lugar donde la gente pueda conocer y explorar estos saberes”, dice satisfecho.

Nos cuenta que entre los antiguamente llamados chamacocos “los relatos de cada constelación tienen que ver con sus rituales, con sus seres míticos y cada una tiene un nombre y se le da vida a través de los rituales”, agrega y recuerda los tradicionales, exquisitos tocados de plumas, sus tejidos con fibras de caraguatá que admiran en el mundo.

“También lo que hacemos es identificar ese potencial en las personas para poder ir transmitiendo estos saberes y que se puedan generar nuevos guías. También hacer un documento donde todo quede transcripto. Sé que otras comunidades tienen también las mismas creencias, de darle nombres a los eventos del cielo. Los ishir lo relacionan con los seres míticos y el agua, porque ellos dependen mucho del río, el Pantanal juega un rol fundamental en sus vidas. Por eso le llamamos Desde el Agua al observatorio, porque tiene esa particularidad que lo hace único”.

A las siete cabritas las llaman Nashmine y cuentan la historia de 8 chamanes que jugaban a ser los más poderosos; sin embargo, siete conspiraron contra el más novato y armaron todo para asesinarlo y para no dejarlo ascender a su categoría, por eso quedaron 7, recuerda Saúl recreando uno de los relatos mágicos.

“Estamos identificando quiénes pueden hacer el guiado y conversando con los adultos, queremos que se pueda hacer un autoguiado, este 21/12 se inaugurará este observatorio astronómico y se comenzará a recibir turistas y visitantes”, relata entusiasmado.

El equipo que trabajó para poner en marcha el proyecto y logró concretarlo.
El equipo que trabajó para poner en marcha el proyecto y logró concretarlo.

PATRIMONIO MUNDIAL

Para Sofía Montiel, ministra de Turismo, se trata de “una experiencia ancestral de una comunidad emblemática. El encuentro del agua con el cielo nos van a relatar eso y lo harán jóvenes que se preparan para ser guías gracias a una cooperación con el gobierno de Chile, que nos transmite su experiencia”, comentó.

“Hay entusiasmo, hay optimismo, esperanza, están viéndolo como un factor generador de oportunidades de empleo para mujeres, jóvenes y familias y tener insertos en este sector a los pueblos originarios realizar una mirada crítica hacia dónde queremos ir y cuál es nuestro verdadero potencial este santuario de la naturaleza, en la triple frontera con Brasil y Bolivia”, apuntó.

Montiel recordó que en este momento la Senatur preside el comité que busca la declaración de patrimonio mundial del Pantanal paraguayo. “Ya está inscripto en la lista indicativa de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco, su sigla en inglés) desde el 2018″, cuenta.

Enumera luego que por ello se encara una serie de gestiones con miras a garantizar un desarrollo sostenible. Y esa es la idea del observatorio, hacer que los propios conocimientos de la comunidad puedan generar empleo y “que sea rentable para ellos y de esa manera para Bahía Negra donde tenemos jóvenes creativos que llevan adelante la iniciativa”.

Montiel dice que la idea es que la zona tenga un público muy selecto para los que realmente aman la conservación de la biodiversidad. “La idea es generar un atractor no de volumen, sino de calidad de personas, con una mirada crítica hacia la conservación, con la incorporación de los actores locales”, expone.

Todo esto sabiendo que solo Brasil, antes de la pandemia del coronavirus, calculaba que visitaban el Pantanal al menos un millón de personas por año.

Entonces es allí que el PNUD ayuda para la instalación del centro astronómico porque necesitamos generar el puntapié inicial de una oferta diferenciada para la zona, generar empleo, propiciar la inversión, que haya empresas, emprendedores, empresarios que quieran mejorar el servicio de alojamiento, los gastronómicos, el Servicio de Promoción Profesional (SNPP) nos ayuda para la formación de mano de obra calificada, para brindar servicios de mucamas y de oficios técnicos necesarios en la zona para poder brindar una oferta que pueda ser competitiva con mano de obra calificada”.

Recordó también que la Administración Nacional de Electricidad (Ande) brindará energía de todo tiempo dejando atrás al viejo generador que funcionaba por horas. También el Instituto de Previsión Social (IPS) está próximo a inaugurar un hospital en Bahía Negra y que se trabaja con la Dirección de Aeronáutica Civil (Dinac) en el proyecto para concretar “una pista de todo tiempo para tener un puerto no solo de carga, sino también turístico”.

Para ello ya se avanzó en conversaciones con Pilar Cancela Rodríguez, secretaria de Estado de Cooperación Internacional de España, para “seguir estrechando lazos y sumar acciones de cooperación relacionadas a un Plan de Gestión para el Pantanal paraguayo, que beneficie de forma integral y sólida a las comunidades de Bahía Negra y de Alto Paraguay”, recordó la ministra.

La zona delimitada como Pantanal paraguayo abarca el Parque Nacional Río Negro, la reserva Pantanal y estación biológica Los Tres Gigantes, la ciudad de Bahía Negra y las comunidades nativas forman parte de la zona a ser trabajada y fortalecida para generar un turismo respetuoso, accesible y sustentable.

El Pantanal es un gran delta interior donde anualmente las aguas suben varios metros, inundando un extenso territorio, y luego retroceden creando un escenario natural de gran belleza, refugio de aves, peces, anfibios, reptiles y mamíferos.

Cubre aproximadamente 15 mil km² en la cuenca alta del río Paraguay. Es considerado uno de los más más ricos en biodiversidad de América por su entorno natural y cultural.

Imágenes de cielo y agua

René González cuenta su experiencia en primera persona.
René González cuenta su experiencia en primera persona.

Por René González

Tuve la oportunidad de vivir una experiencia similar cuando realicé un reportaje fotográfico para una publicación en el marco el Bicentenario del Paraguay.

Después de una década, no es tan distinto para llegar a Bahía Negra. Hay que recorrer 1.000 km, de los cuales casi 200 son de tierra. Si llueve mucho, el barro es imposible de atravesar y a la falta de lluvias el polvo también es un peligro. Pero llegar y conectarse con la naturaleza y la cultura ishir es sublime, es como uno de esos retiros de espiritualidad donde al vivir la experiencia volvés a donde tengas que volver lleno de paz y con ganas de valorar lo mucho o lo poco que tengas.

Ishir significa “hombre, ser humano”. La sabiduría ancestral cuando se trasmite con palabras y cantos produce una energía que se siente en el aire. Alejo Barras es maestro de escuela, enseña a niños a leer y a escribir, pero su esfuerzo principal está en que las costumbres no se pierdan.

Estoy escribiendo un libro desde hace un año y lo hago a puño y letra sobre nuestra cultura y los ishir, que hace 200 años ya defendieron esta zona del Chaco, donde una de las batallas más sangrientas fue por el agua, según nos contaban nuestros abuelos que fueron líderes y chamanes, me dice Alejo mientras observamos el agua calma en la costa del río y el sol dibuja un atardecer increíble con una mezcla de colores que se convierten en una escena única que apreciamos en silencio después de su relato hasta que nos interrumpieron los mosquitos.

Para ingresar a una comunidad ishir, como en cualquier otra casa, hay que pedir permiso. Es el inicio de una ceremonia de acompañamiento con amabilidad, con diálogos, las mujeres ofrecen sus artesanías, los líderes danzan, algunos jóvenes reclaman por más atención por parte del Estado y los chamanes bendicen las buenas intenciones.

El universo de agua, cielo y tierra que los ishir manifiestan en sus conocimientos y el significado de las cosas. Sus trajes, el deporte, las festividades y el Pantanal muy cerca invitan a conocer esta cultura y toda esta mágica zona donde instituciones buscan el desarrollo turístico y la creación de oportunidades económicas para los pobladores de Bahía Negra y las comunidades nativas.

Como fotógrafo y documentalista que registro humildemente estos paisajes humanos y naturales no me queda más que alentarlos a llegar a Bahía Negra.

Territorio amenazado

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El Pantanal es el humedal más grande del mundo y está amenazado, advirtió recientemente el Fondo de Vida Silvestre (WWF, por su sigla en inglés). Con unos 340.500 kilómetros cuadrados repartidos entre Paraguay, Brasil y Bolivia, este invaluable ecosistema y conjunto de recursos naturales está en peligro por los incendios, deforestación, sequía y malas prácticas humanas con el medio ambiente.

A modo de ejemplo, explican que en el Pantanal convergen tres grandes ecosistemas –cerrado, bosque seco chiquitano y chaco– que sustentan una de las más altas concentraciones de vida silvestre de América Latina.

Además de la riqueza de especies de fauna y flora, reseñan que el Pantanal también ofrece servicios ambientales subvalorados adicionales como el mantenimiento y la purificación de las fuentes de agua, necesarias para múltiples necesidades humanas; la protección de los recursos del suelo; hábitat de plantas y animales de valor comercial; control biológico; la recarga de acuíferos y la regulación climática local. Sus habitantes agregan un tesoro adicional, que es la riqueza cultural de la zona.

Es el hogar de 4.700 especies de flora y fauna, incluidas especies en peligro de extinción como el jaguar, el oso hormiguero gigante, el armadillo gigante y el guacamayo jacinto. Miles de habitantes locales viven de la tierra, dedicados a la agricultura de tiempo parcial o la pesca. Según encuestas realizadas por investigadores de la región, el bioma tiene 2.000 tipos de plantas y es hogar de varias especies de aves (582), mamíferos (132), reptiles (113) y anfibios (41).

Durante los dos últimos años sufrió episodios de sequía que algunos estudios vinculan al aumento de la deforestación en la Amazonía, que en el 2019 aumentó en un 85% y tanto en 2020 como en 2021 siguió en niveles alarmantes. Esto debido a que una parte de la humedad que recibe el Pantanal proviene del mayor bosque tropical del planeta a través de un fenómeno denominado “ríos voladores”. Se trata de masas de aire cargadas de vapor de agua que vienen del océano Atlántico traídas por los vientos alisios y llegan a la Amazonía para después ir en dirección sur, pasando por el Pantanal.

De acuerdo con la WWF Brasil, alrededor del 40% del área total de la cuenca fluvial alta del río Paraguay en Brasil ya ha sido deforestada, y 30% de los manantiales que alimentan al Pantanal se encuentran bajo riesgo ecológico y requieren acción urgente.

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